Parece que el cannabis también es una alternativa medicinal para la economía. En el departamento colombiano de Quindío, que perdió más de 7.000 pobladores por los bajos precios del café, el cannabis se impone como el producto capaz de revertir la crisis que generó el desempleo y el éxodo.
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A partir del boom de la producción de cannabis medicinal en Colombia, los pequeños productores de esta zona podrán sumar a sus clásicos cultivos 2 mil metros destinados a plantar marihuana.
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Ya hay empresas dispuestas a comprar esos cogollos como la firma colombiana Plantmedco. Claro que hay letra chica. Si los granjeros quieren vender su producción, deberán ajustarse a las demandas de las compañías: plantar determinadas variedades y cumplir normas específicas de cultivo y seguridad.
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Se estima que en 2025 el mercado internacional de cannabis medicinal puede alcanzar los 145.000 millones de dólares, un cálculo de la consultora Grand View Research en base a los nuevos productores emergentes, como Colombia, que participarán de una parte jugosa de esta nueva mina de oro verde.
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