Se terminó una pesadilla. Luego de pasar un año y medio en la cárcel por cultivar su propio cannabis, hace minutos liberaron a Luciano Alí. Semanas atrás, el Tribunal Oral 5 de San Martín había liberado a su hermano Nicolás en una causa iniciada en la cuidad bonaerense de Baradero y en la que se los acusaba, sin ninguna prueba, de cultivar para vender.
La sesión de hoy arrancó a las 11 de la mañana. Pasadas las 14, se leyó la sentencia: Luciano fue condenado a 2 años de prisión en suspenso por “tenencia simple”. Al tratarse de una pena en suspenso, se ordenó su liberación de forma inmediata.
Durante el juicio, los peritos establecieron que había un total de 373 gramos de cogollos. Por su parte, el médico de la madre confirmó que le había indicado el uso de extracto para tratarla artritis y que él mismo les recomendó a los hermanos que cultiven para no comprarlo en el mercado negro. También sostuvo que la cantidad de cannabis secuestrada, con la que podía hacerse 15 ml de aceite, apenas alcanzaba para el tratamiento de un par de meses de la madre y el asma de los dos hermanos.
Luciano y su hermano, obligados por la ley vigente, tuvieron que luchar por demostrar su inocencia. Luciano no consiguió convencer a los jueces de que el destino de su cogollos era exclusivamente para uso personal. Como a su vez la fiscalía no pudo presentar prueba alguna en su contra por comercio, la Justicia optó por la “tenencia simple”, una figura que condena a la persona por el simple hecho de tener cannabis en su poder. De ahí surge la lógica de la pena.
La causa estuvo marcada por un escándalo. El único testimonio que podía sostener la acusación de “cultivo de cannabis con fines de comercialización” era el de un testigo de identidad reservada quien, al momento de dar testimonio, aseguró que nunca había hecho esa declaración ante la policía de Baradero, que la firma que figuraba en el acta no era la suya y que ni siquiera conoce a los hermanos Alí. Incluso declaró que policías de la misma comisaría que llevó adelante el allanamiento a los Alí lo habían detenido semanas antes de aquel episodio por tenencia de drogas y lo habían golpeado.
Una vez en la calle, Luciano habló con THC. “Se sintió el apoyo de la familia cannábica, esto tiene que crecer, no tiene que haber más presos por cultivar”, aseguró. “La policía me armó una causa para que pareciera que soy un narco y nunca lo fui”. Desde la camioneta del Servicio Penitenciario otros detenidos celebraron su liberación: “Te vas para tu casa, Melena”, se escuchó decir.
“Las leyes de este país son retrógadas”, dijo Luciano mientras se abrazaba con su hermano y sus padres, “tienen que cambiar ya”.
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Foto: Luciano (segundo der.) y su familia.