En el folklore del deporte, muchas veces las enardecidas pasiones llevan a la suspensión de los partidos. Pero parece que, a veces, que la hinchada se relaje demasiado también hace que los árbitros toquen pito y digan “no va más”.
Algo así sucedió en la Liga Juvenil de futbol en España. Corría el minuto 12 del encuentro entre Onda y Castellón cuando los jugadores comenzaron a rumorear entre ellos, el árbitro se acercó al juez de línea y suspendió momentáneamente el partido. ¿La razón? Una densa humareda de porro atravesaba el campo de juego, proveniente del sector preferencial de las tribunas.
Pocos minutos después, personal de uno de los equipos le pidió amablemente a los hinchas que apagaran la inofensiva pirotecnia cannábica y se reanudó el encuentro. ¿El resultado? Todos a comer algo.