El vidrio parece pura solidez, pero al calentarlo se mueve casi como el agua y es posible dejarlo detenido en formas que parecen sacadas de un sueño. Sam Rose es canadiense y hace 5 años empezó a trabajar el arte del vidrio. Una parte de su trabajo está dedicada al cannabis: pequeños objetos decorativos, collares y pipas. Lo que el mismo Sam llama “mi viaje de vidrio”