Bernie Sanders, precandidato a la presidencia de Estados Unidos por el partido Demócrata, propuso legalizar la marihuana a nivel federal y eliminar las condenas de todos los detenidos por cannabis. La promesa es concreta: en un texto publicado en su sitio web, Sanders afirma que esta medida entrará en acción en los primeros 100 días de iniciado su potencial mandato.
Por el momento la regulación del cannabis en ese país se está implementando estado por estado. Hasta el momento 11 de los 50 estados legalizaron el cannabis para todo fin. En 10, además de la venta se permite el autoultivo.
“El gobierno considera que la marihuana es lo mismo que la heroína. Eso es estúpido.” afirmó Sanders, que además de revisar condenas, planteó el eje de su propuesta sobre la desigualdad racial que se muestra en los arrestos y condenas por uso o tenencia de cannabis a nivel nacional. Las estadísticas no mienten: afroamericanos y miembros de minorías tienen cuatro veces más chances de ser detenidas o sujetas a registros aleatorios que las personas de raza blanca.
Además de revisar condenas, la propuesta de Sanders incluye una regulación de la industria cannabica similar a la de otros productos agrícolas, con un presupuesto de 20 mil millones de dólares para subsidios para pequeños empresarios y productores. Otro eje controversial de la propuesta de Bernie Sanders establece una prohibición para las industrias tabacaleras de participar en el mercado del cannabis.
“¿Por qué la mayoría de los empresarios haciendo millones de dólares en estados donde el cannabis es legal son blancos mientras hay comunidades devastadas económicamente y encarceladas por la Guerra contra las Drogas” afirmó Sanders en su propuesta, refiriendose a un mercado que, solamente en el estado de California, donde se legalizó a principios de 2018, recaudó 345 millones de dólares en dicho período fiscal.
Una decisión como la que propone Sanders podría no sólo cambiar la política interna de Estados Unidos. Si se tiene en cuenta que ese país fue el impulsor de las políticas prohibicionistas a nivel global, la legalización en Estados Unidos sería clave, como mínimo, para todo el continente.