Si encontraste semillas en el fondo de un cajón tenés una oportunidad en tus manos.
En general con el paso del tiempo, las semillas pierden su potencial germinativo. Por eso, si bien podemos ponerlas a germinar directamente, la forma de aumentar las chances de tener buenos resultados es escarificar la semilla.
Es algo muy sencillo: la idea es generar mayor porosidad en la superficie. Para hacerlo podemos usar varios métodos. El más sencillo es con papel de lija, preferentemente fina.
Podemos hacer un tubito, meter ahí la semilla y sacudir suavemente. O bien podemos lijar con mucha delicadeza la semilla. La clave está en no dañarla.
La semilla puede no germinar, pero si lo intentamos y sale es casi casi como haber descubierto un tesoro.
