Pocas cosas asustan tanto como llegar a la terminal o a un puesto de control rutero y ver que, además de uniformados, hay perros.
No es un miedo infundado: la nariz de un perro tiene entre 200 y 1000 millones de células olfativas. Los humanos tenemos 5 millones. De esta manera, un solo perro puede detectar sustancias ilegales escondidas no sólo en espacios abiertos sino también cerrados y hasta camuflados con otras sustancias aromáticas. En conclusión: es prácticamente imposible evadir el agudo hocico de la ley.
Desde el siglo XIX los perros detectores se volvieron un aliado de las fuerzas de seguridad del mundo. Uno de los casos más antiguos que se recuerda es la investigación sobre los asesinatos atribuidos a Jack el Destripador, el asesino londinense que aterró Inglaterra a finales de la década de 1880. Los investigadores usaron perros sabuesos o bloodhounds (perro de San Huberto, una raza de Bélgica) adiestrados en caza para intentar rastrear al asesino desconocido.
la nariz de un perro tiene entre 200 y 1000 millones de células olfativas. un solo perro puede detectar sustancias ilegales en espacios cerrados y abiertos. es prácticamente imposible evadir el agudo hocico de la ley.
Pero cuando se inventó la prohibición, los perros detectores encontraron otra salida laboral. “El mejor amigo del hombre” fue puesto al servicio de orientar la guerra contra las drogas hacia una guerra contra los usuarios: los perros responden al estímulo aromático, no a la cantidad detectada. Los perros no discriminan entre una persona que lleva su cannabis rumbo a sus vacaciones de un cargamento de toneladas destinado al comercio ilegal. La ley muchas veces tampoco.
Pero las nuevas regulaciones ponen en jaque a los departamentos caninos del mundo. En el estado norteamericano de Illinois, los perros y sus handlers (los oficiales designados a trabajar con perros entrenados) se dedicarán a la detección de cannabis que viole las reglamentaciones, como por ejemplo, cuando sea transportado fuera del envase autorizado por la ley o adquirido en el mercado negro.
muchos oficiales caninos pasaron a retiro, la clave es reeducarlos. pueden ser hasta asistentes terapéuticos, por ejemplo, detectando picos glucemia minutos antes de que se produzcan.
En otros lugares, los oficiales caninos directamente pasaron a retiro, aunque nunca olvidarán el entrenamiento recibido. El punto es que se puede reeducarlos para que ofrezcan otro tipo de ayuda. Pueden entrenarse como asistentes terapéuticos. No es un chiste: pueden detectar un pico de glucemia en personas diabéticas minutos antes de que se produzca y alertar al paciente o a sus cuidadores.
Por lo pronto, gran parte de las fuerzas de seguridad dejaron de entrenar perros para detectar marihuana en estados donde se reguló el uso del cannabis. Al fin y al cabo, la culpa no es del animal sino del que le da de oler.