Eran las 10 de la mañana de un día de semana cuando conocimos a Dolores. Cruzó la puerta sola, sonriente. Saludó una por una a las personas que iban a trabajar tanto en esta entrevista como en la tapa de la Revista THC que la tuvo como protagonista.
Dolores Fonzi trabaja hace más de 20 años en tele, cine y teatro. En aquel encuentro, por primera vez, cosechó una planta de marihuana. A pesar de no ser cultivadora, ni bien le presentamos a la coprotagonista de la sesión se respiró un ambiente de familiaridad. Elogió la planta y preguntó si al manicurarla es necesario sacarle todas las hojas.
Cuando llegó el momento de armar, Dolores se ofreció. No sabemos cuántas veces lo hizo, pero la forma en que lo hizo no dejó dudas: estábamos frente a una persona amante del cannabis.
La imagen no es todo
Estamos en una cultura muy visual, donde se corre el riesgo de quedar fijados solamente al lenguaje de las imágenes y eso puede hacer que las cosas que uno quiere decir no se escuchen, algo que pesa mucho más sobre las mujeres, ¿alguna vez te paso eso?
Como actriz te puede pasar en un principio. Yo trabajo hace ya casi 20 años; cuando apenas empezás siempre te tratan de catalogar de algo, definirte, ponerte etiquetas, eso es “lo normal”. Yo tengo etiquetas que he roto, y me han puesto otras nuevas. Pero sí siento que después, cuando ya tenés la posibilidad de elegir los trabajos, eso se va moldeando en función de lo que hacés y no ya de cómo te mostrás. Entonces ahora ya no me siento tan presa de eso, creo que antes por ahí, cuando empecé, sí, siempre te quieren poner como la pibita medio sensual de no sé qué… y bueno, si después el trabajo va por dentro, si tu crecimiento va acompañando las cosas que crees y las experiencias te van formando, eso solo se va rompiendo.
“siempre te quieren poner como la pibita medio sensual de no sé qué… y bueno, si después el trabajo va por dentro, si tu crecimiento va acompañando las cosas las que crees y las experiencias te van formando, eso solo se va rompiendo”.
¿Y cómo enfrentaste los encasillamientos?
Y como que una va jugando. Puede pasar que haya actores que hacen siempre lo mismo, como queriendo ser fiel a una imagen. Yo me aburro más rápido y a la vez me gusta ir viendo y experimentando diferentes cosas en todo sentido. Tampoco me gustaría hacer siempre el mismo personaje. De hecho trato de que cada vez que hago algo, sea nuevo.
¿Hubo un momento bisagra en el que comenzaste a tener más control sobre lo que hacés?
Sí, gracias a amigos que tenía, más grandes que yo, que me decían cosas como: “¿para qué hacés esa nota?”, “¿de qué te vestís?”, “esto no tiene nada que ver con vos…”. Gracias que tuve gente que me ha dicho estas cosas, si no hubiera sido difícil. A la vez creo que la clave está en tomar las riendas de las cosas y hacerlas propias. No dar lo que el otro quiere que le des, sino proponer. Todo esto lo empecé a ver a los 19, 20 años, cuando tenía mi grupo de amigos y amigas actores. Me enfrentaron a tener que hacerme responsable del camino más que a estar ahí sin saber muy bien hacia dónde ir. Eso de hacerme cargo de qué quiero, cómo lo quiero. Son preguntas que siempre te vienen bien.
Cuando tenía 20 años, mis amigos y amigas actores me enfrentaron a tener que hacerme responsable de mi camino, a hacerme cargo de qué quiero y cómo lo quiero. Son preguntas que siempre te vienen bien.
¿Sentís que aún perdura ese fuego que te alimentaba cuando empezaste a actuar?
Creo que hay algo que vino conmigo y que permanece, y que obviamente al tener más experiencia tengo más control sobre eso y me siento más segura. Al principio uno tiene mucha voluntad, no mucha experiencia, y ahí la pasás mal porque tenés todas las ganas pero no sabés bien cómo. Ahora ya sé más “cómo”. Pero también siento que hice un trabajo largo para conocerme, que creo que es fundamental. Creo que lo que no perdura es la voluntad al nivel que uno la tiene a los 17, 19 años. Esas ganas de vivir la sigo teniendo, pero ahora es como que estoy más calma. Antes tenía mucha energía y la podía poner en todos lados. Ahora tengo menos energía, la tengo que focalizar mejor y ya sé donde poner esa energía. Igualmente el estímulo y el desafío siempre están, porque nunca sabés cómo vas a terminar haciendo algo nuevo. El riesgo lo sigo sintiendo, siempre.
La relajación adulta
Con el pasar del tiempo cambia la relación con muchas cosas, ¿qué pasó en tu vínculo con el cannabis?
Ahora es el momento de relajar con lo cotidiano. Hago todo lo que tengo que hacer durante el día, llevo a los chicos al jardín, les doy de comer, los baño, los tengo cenados, ya viendo una peli antes de llevarlos a la cama, y entonces ahí me fumo una pitada y es el momento de cortar con las obligaciones cotidianas un poco y ya es mi momento para ponerme a leer o ver una peli. Digamos que ahora la llevo muy tranqui, muy poco… pero es como el momento de relajación total. O fumo para dormir.
Parece un uso mucho más terapéutico
Sí, antes era como más didáctico y para estimular cualquier situación durante el día, y podía ir a trabajar fumada. De hecho me encantaba hacerlo. Ahora ya bajé mucho, pero es porque también tengo muchas cosas que hacer. Antes estaba mucho en una experimentación y en una apertura, como adquiriendo mucha experiencia de todo tipo y la verdad es que a mí la marihuana me abre. En mi caso funcionó como un vehículo de búsqueda. De hecho a los 19 años fumé por primera vez y fue en ese momento bisagra del que te hablé, y ese momento también tiene que ver con la marihuana. Comprendo que hay gente a la que no le hace bien para abrir, a mí sí. Ahora ya está. Esa apertura ya sucedió, entonces ahora puedo dosificarla y entonces fumo una pitada cada tanto y está bien. Ahora es ese momento, como la copa de vino que saboreamos.
¿Y cómo ves el uso que hacen las personas más jóvenes, los pibes y las pibas?
No sé muy bien eso… mis hijos son chicos, no sé cómo será cuando crezcan, no tengo mucho contacto con adolescentes. Pero sí creo que estamos en una brecha, en un momento de transición a tener más información. Porque hay algo que todavía no se libera. Yo, que fumo desde los 19 y que ya tengo casi 20 años de fumar, no accedo tanto a una información como quisiera. Siento que con respecto a la marihuana la información debería estar más a la mano. Porque hay mucha confusión. Que cada persona pueda elegir qué fumar, qué no fumar. Que podamos decidir qué cosas meternos en nuestro cuerpo, básicamente. Saber qué le hace mejor a tu cuerpo, cuáles son las propiedades que tiene y en función de eso, consumirla. Hay una información que me llega a mí, pero después de mucho tiempo.
¿Te parece que ahora hay más información que antes?
Creo que se está abriendo. De a poco el uso empieza a normalizarse. Pero tendríamos que saber lo bueno y lo malo que puede llegar a tener la planta, saber qué tipo de planta es mejor para cada uso. Igual creo que los jóvenes de hoy tienen la tecnología tan a mano que bueno, es más accesible, pero todavía esa información la tienen que buscar ellos.
“Siento que con respecto a la marihuana la información debería estar más a la mano. Porque hay mucha confusión. Que cada persona pueda elegir qué fumar, qué no fumar. Que podamos decidir qué cosas meternos en nuestro cuerpo, básicamente”.
¿Con respecto a tu rol de adulta ¿qué te imaginás diciéndoles en el futuro a tus hijos sobre el cannabis?
Les podría hablar de mi experiencia y seguiría la propia curiosidad que tengan sobre este tema, no se las despertaría. Si me vienen a preguntar, se los diría. Si me preguntaran, les diría todo lo que me parece, desde mi experiencia personal, después ellos harán la propia. Ni estimular ni reprimir. Que hagan su camino, pero que tengan la información de saber para qué, cómo, con quién. Lo que no está bueno es que estén expuestos a meterse en lugares inhóspitos, peligrosos, a lidiar con no sé qué o que de repente la ley los castigue. Me parece que ese tema sí se los voy a explicar bien.
Espíritu y materia
Hay un uso muy espiritual de la planta, ¿pensás que eso puede llegar a desaparecer con el tiempo?
Yo puedo hablar de lo que me pasó siempre: siento que la planta une a las personas. Como que si hay alguien que fuma ya es de tu club, ya hay algo que compartís. Después no sé, no soy muy fundamentalista del tema, nunca cultivé, por ejemplo. Tengo gente muy cercana que sí y por eso fumo buenas flores, pero nunca me tomé el trabajo. Pero la parte “sacra”, no sé muy bien cuál sería, lo que sí sé es que me gusta que cualquiera pueda acceder a ella, desde mi abuela a cualquiera. Creo que todo el mundo debería poder acceder a todo.
“siento que la planta une a las personas. Como que si hay alguien que fuma ya es de tu club, ya hay algo que compartís”.
¿Y crees que el cannabis puede ayudar a la búsqueda personal?
Creo que de cualquier manera, está uno abierto o no a esa búsqueda, sea consciente de esa búsqueda o no; siento que la marihuana te baja a un lugar. Por ahí no estás preparado para esa apertura o sí, pero no importa, porque preguntas se te van a despertar igual. Por ahí no estás preparado y te sentís mal y te cerrás y te ponés tenso y eso también es un movimiento en definitiva. Igual creo que ese movimiento viene bien. Creo que lo fundamental es que cada uno pueda hacer un proceso de conocerse a sí mismo tanto como para saber si necesita o no la marihuana, o para qué la necesita.
¿Cómo te conectás con lo que pasa más allá de vos, afuera, a las demás personas?Tengo una mirada muy positiva de Argentina. Obviamente que hay gente que vive en situaciones imposibles, eso está más que claro. Pero hay algo que siento que es particular de este lugar: acá todo puede llegar a suceder y siempre hay alguien que te puede ayudar. Acá siempre se arma un equipo de gente que trabaja gratis por una razón. Para todo tenemos una salida bastante creativa y voluntariosa, y siento que eso es muy bueno. Sé que las injusticias existen desde que existe la humanidad, pero no quiero caer en una mirada apocalíptica, siento que eso no sirve para nada.
? Javier Obando
Esta nota se publicó en la Revista THC 71, si querés más info sobre el contenido de esa edición hace click.