El arte del bonsai también puede ser cannábico. Así lo consideraran cultivadores que trasladan esta práctica milenaria a la marihuana.
Muchos la conocemos por algo bien destacado: la producción de árboles en miniatura. Por lo tanto, no estamos hablando de una técnica para mejorar la producción de cogollos, sino de un ejercicio de comprensión de la planta.
El arte del bonsai aplicado al cannabis no busca mejorar la producción de cogollos: se trata de un ejercicio de comprensión profunda de la planta.
Bonsai es una palabra japonesa que significa “árbol plantado en maceta” y que designa el arte de cultivar árboles en recipientes pequeños.
El Bonsai busca replicar distintas formas específicas en copas, troncos y raíces, y también reproducir ejemplares que crecen salvajes en zonas inhóspitas o agrestes para que las personas tengan uno para contemplar en casa.
Si bien la técnica se centra árboles, el cannabis puede adaptarse perfectamente al bonsai. Claro: lo que no se busca en este caso es ganar producción, sino disfrutar del conocimiento sobre la planta y sus características.
Elección de la maceta
Un buen bonsai comienza por la maceta: las más comunes son de cerámica o barro, redondas o rectangulares, de escasa profundidad y esmaltadas por fuera para reducir la evaporación de agua.
Debemos recordar que el fin de esta técnica es más estética que productiva, por lo que utilizar tamaños moderados de maceta ayuda a evitar que las plantas se estiren o adquieran gran tamaño.
Raíces expuestas
Un rasgo fundamental de los árboles que inspiraron el bonsai es que sus raíces están expuestas, ya que viven en terrenos con gran porcentaje de erosión.
Esta técnica se logra ubicando una piedra o un pedazo de madera sobre la maceta y luego ubicando la planta para trasplantar, para finalmente cubrir todo con tierra.
Al principio se riega todo el conjunto, para paulatinamente concentrar el riego en la maceta y no en la zona que cubre la piedra y las raíces de esta planta. De esta forma la planta extiende sus raíces hasta la maceta, envolviendo la piedra.
Un tiempo después, al remover la cobertura, la planta habrá desarrollado un sistema radicular que esquiva un obstáculo y llega a la maceta donde se desarrolla normalmente.
La exposición de las raíces al aire y a la luz provocará una poda de las más superficiales y menos importantes, generando el aspecto de estar sostenida sobre la piedra.
Entrenamiento de la copa
Una técnica del bonsai que no es ajena a los cultivadores es darle forma a la copa de la planta guiandola con hilos.
Conocida como LST (Low Stress Training), esta práctica permite guiar las ramas suavemente sin provocar el mismo tipo de impacto que tienen las podas que remueven materia vegetal.
Aplicada al bonsai cannábico permite no solo dar forma sino también nivelar el peso de la planta.
Guiado de troncos y ramas gruesas
La técnica conocida como Tanuki consiste en cultivar un bonsai envolviendo un pedazo de madera muerta.
Esto se logra girando suavemente el tronco principal de la planta que elegimos como bonsai y sosteniendola al objeto elegido con hilo o alambre envainado. Debe aplicarse una presión justa y revisarse periódicamente para no estrangular los troncos.
Usar la imaginación
Además de observar y reproducir la naturaleza el bonsai es un arte: hay que usar la imaginación. ¿Que le sucede a una planta que crece en la punta de una montaña? ¿Cómo le afecta el viento, la lluvia, el sol, las plagas?
Es precisamente la influencia de esos factores del crecimiento en el aspecto estético de la planta, e intentar imitarlos, lo que nos llevará a un bonsai más realista que simplemente poner una planta en una maceta chiquita.
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